
(Bruselas, 26 de mayo de 1602-París, 12 de agosto de 1674)
Severiano había nacido para pintor. Obediente y respetuoso complació a unos padres empeñados en su licenciatura en leyes. Heredó sus bienes antes de cumplir los 30 años de edad, antes incluso de contraer matrimonio con Justina.
–Un mundo plagado de belleza surge de tus manos –aseguró la joven admiradora de su obra apenas sin conocerle.
Sabedor de que el oficio que sus padres le habían impuesto no debía ser su destino, no cejó en su empeño por conseguir dominar el arte de Leonardo. Sacrificando horas de estudio asistió a clases de pintura y pudo ser testigo del surgimiento de las “vanitas” * e incluso participar en su desarrollo, hecho destacado que llenó su vida de extravagantes obsesiones. Sigue leyendo «El encargo»