
Fanciullo era un admirable bufón, casi un amigo del príncipe. Mas, para las personas consagradas a lo cómico por profesión, lo serio tiene atractivos fatales, y por raro que pueda parecer que las ideas de patria y de libertad se apoderen despóticamente del cerebro de un histrión, un día Fanciullo tomó parte en cierta conspiración tramada por algunos señores descontentos.
En todas partes hay hombres de bien que denuncian al Poder los individuos de humor atrabiliario, que quieren desposeer a los príncipes y operar, sin consultarla, la mudanza de una sociedad. Los señores en cuestión fueron detenidos, y con ellos Fanciullo, y condenados a muerte cierta. Sigue leyendo «La muerte heróica. Por Charles Baudelaire»