La muerte heróica. Por Charles Baudelaire

S/T Autor: JosƩ Daniel Schallbetter (Argentina, Entre Rƭos 1952, Neuquen 2018)

      Fanciullo era un admirable bufón, casi un amigo del príncipe. Mas, para las personas consagradas a lo cómico por profesión, lo serio tiene atractivos fatales, y por raro que pueda parecer que las ideas de patria y de libertad se apoderen despóticamente del cerebro de un histrión, un día Fanciullo tomó parte en cierta conspiración tramada por algunos señores descontentos.

Ā Ā Ā Ā Ā  En todas partes hay hombres de bien que denuncian al Poder los individuos de humor atrabiliario, que quieren desposeer a los prĆ­ncipes y operar, sin consultarla, la mudanza de una sociedad. Los seƱores en cuestión fueron detenidos, y con ellos Fanciullo, y condenados a muerte cierta. Sigue leyendo Ā«La muerte heróica. Por Charles BaudelaireĀ»

AVE. Por Ricardo Acevedo Esplugas


PILLAR OF STRENGTH  Columns of cosmic gas and dust dubbed the Pillars of Creation (shown in this image from the Hubble Space Telescope) may be propped up by an internal magnetic field.

Todo comenzó antes de ti…
(Anónimo)
.

Ā Ā Ā Ā Ā  —Estoy a nueve Parsec de ti, puedo sentir tu aliento.

Ā Ā Ā Ā Ā  Ave, Ave, Ave

      Luego de billones de años, estamos juntos otra vez, como al principio.

Ā Ā Ā Ā Ā  —Recuerdo (esa era mi función) lo molesta que te pusiste cuando fui elegido Explorador.

Ā Ā Ā Ā Ā  — ĀæTenĆ­as que ser tĆŗ? —Dijiste. Sigue leyendo Ā«AVE. Por Ricardo Acevedo EsplugasĀ»

Los siete velos

The dance of the almeh de Jean-LƩon GƩrƓme (Vesoul, 11 de mayo de 1824-Parƭs, 10 deenero de 1904)

      Cuando el primero es liberado las miradas aviesas se pierden en los dobleces oscilantes esperando, quizÔ, contemplar el cimbreado vaivén de marfileño tono. Hay quienes abandonan la sala con un atisbo de asco o desprecio. No fueron capaces de descifrar el trabalenguas garabateado de formas sinuosas, casi las mismas que dibuja con su cuerpo y que le dan nombre. Aquellos movimientos precisos de grato efecto que asombran a las mujeres, son correspondidos con la cadenciosa admiración y los suspiros de los redivivos y embelesados asistentes.

      Se pierde otro velo por el suelo. Muchas envidian la facilidad con la que la exótica pantomima despierta el deseo. Y se lamentan de la distancia que las separa de la belleza y de la juventud malograda. Sigue leyendo «Los siete velos»

Hablar como el agua. Por Luis Oliver Guasp

Hojas de otoƱo. CRSignes2009

          Era como un rocío de asombro, cuando su voz aparecía en la penumbra de la habitación matizado con un fondo de música blandamente sincopada. Se preguntaba ¿cómo podido llegar hasta allí? Muchas veces le habían explicado aquello del dipolo radiante, las oscilaciones entretenidas columpiÔndose en las bobinas de cobre, el incomprensible camino del éter. Pero en vano. Le parecía mentira que la voz llegara con tanta calidez y dulce desenfado, unas veces con tintes casi tropicales de naranja o palmera; otras como bañada por un mar lejano del que eran recuerdo las conchas y estelamares que dormitaban en la estantería.

Ā  Ā  Ā  Ā  Ā  ĀæQuiĆ©n era la dueƱa de voz tan sugerente? Como el manar de sus palabras habĆ­a modelado un paraje extraƱo donde ubicarla. Se la imaginaba en una ventana abierta junto a una mesilla salpicada por diversos papeles, cuyo contenido de leyendas lanzaba al aire de la media tarde que le llevaba arriba y abajo, al paĆ­s de las nubes y al ajedrez de las calles y manzanas de una ciudad bullente, para acabar depositĆ”ndolo en un patio de luces, precisamente aquel donde asomaba su cuarto abigarrado. ĀæY la mĆŗsica? TambiĆ©n llegaba mĆŗsica. Sigue leyendo Ā«Hablar como el agua. Por Luis Oliver GuaspĀ»

El relato del goliardo. Por Marcel Schowb

«La cruzada de los niños»
Paul Gustave DorĆ© (Estrasburgo, 6 de enero de 1832-ParĆ­s, 23 de enero de 1883) 

          Yo, pobre goliardo, clérigo miserable errabundo por los bosques y los caminos para mendigar, en nombre de Nuestro Señor, mi pan cotidiano, vi un espectÔculo piadoso, y oí las palabras de los niñitos. Sé que mi vida no es muy santa, y que he cedido a las tentaciones bajo los tilos del camino. Los hermanos que me dan vino bien se dan cuenta de que estoy poco acostumbrado a beber. Pero no pertenezco a la secta de los que mutilan.

Ā  Ā  Ā  Ā  Ā  Hay mentecatos que les sacan los ojos a los pequeƱuelos, les cortan las piernas y les atan las manos, con el objeto de exhibidos y de implorar la caridad. He aquĆ­ por quĆ© tengo miedo. Al ver todos estos niƱos. Sin duda. Los defenderĆ” Nuestro SeƱor. Hablo al acaso, porque estoy lleno de alegrĆ­a. RĆ­o de la primavera y de lo que vi. No es muy fuerte mi espĆ­ritu. RecibĆ­ la tonsura de clĆ©rigo a la edad de diez aƱos, y he olvidado las palabras latinas. Soy semejante a la langosta: porque salto. AquĆ­ y allĆ”, y zumbó, y a veces abro las alas de color, y mi cabeza menuda estĆ” transparente y vacĆ­a. Dicen que San Juan se alimentaba de langosta en el desierto. SerĆ­a necesario comer muchas. Pero San Juan de ningĆŗn modo era un hombre como nosotros. Sigue leyendo Ā«El relato del goliardo. Por Marcel SchowbĀ»

El poeta maldito

Prison Wall La SantĆ©, ParĆ­s 1932. BrassaĆÆ, pseudónimo de Gyula HalĆ”sz (1899 – 1984)

A Charles-Pierre Baudelaire (9 de abril de 1821-31 de agosto

de 1867), al cumplirse 185 aƱos de su nacimiento.

       Traspasar los umbrales del tiempo. Permanecer, concatenar las atenciones y el recuerdo de los amados, tanto en vida como después de la muerte.

*A la montaña he subido, satisfecho el corazón.

En su amplitud, desde allĆ­, puede verse la ciudad:

un purgatorio, un infierno, burdel, hospital, prisión.

Este aniversario quiero que sea distinto.

*… Florece como una flor allĆ­ toda enormidad.

Tú ya sabes, ”oh SatÔn, patrón de mi alma afligida,

que yo no subĆ­ a verter lĆ”grimas de vanidad…

       Mucho tiempo hace que nos dejó, pero su huella acompaña mis pasos de lectora enamorada. Marca un camino siempre renovado, en el que cada rincón huele a nuevo, a viejo. Ora con un sol que quema hasta la piel mulata de su amante, ora con el frío paralizante de su cuerpo inerte por las tortas del opio, del hachís o del alcohol que alimenta su alma y desgasta su cuerpo. Sigue leyendo «El poeta maldito»

El libro de Monelle


Prostituta, ParĆ­s. BrassaĆÆ, pseudónimo de Gyula HalĆ”sz (1899 – 1984

ā€œY Monelle dijo: te hablarĆ© de la vida y de la muerte…

… No digas: vivo ahora, morirĆ© maƱana.

No partas la realidad entre vida y muerte.

Di: ahora vivo y mueroā€¦ā€

ā€œEl libro de Monelleā€ de Marcel Schwob.

Ā  Ā  Ā  Ā  Ā  Ā La Ćŗnica luz proviene de mi mente.

          La noche impide que entren los reflejos por los cristales, demasiado sucios para dejarse atravesar por destellos mejores que los que me proporcionan la absenta y el lÔudano.

Ā  Ā  Ā  Ā  Ā  Me niego a que la claridad invada mi morada. A oscuras todo es mĆ”s sencillo. Por eso reservo la lucidez para las noches. James me ha dicho que si sigo asĆ­ caerĆ© enfermo, que la vida no puede terminar de este modo… Sigue leyendo Ā«El libro de MonelleĀ»